domingo, 6 de julio de 2008

fin de semana de Yoji y Tokiko

A la mañana siguiente, Tokiko se levantó temprano, según su costumbre a las cinco de la mañana, se arregló, alimentó a su pequeño Yui y salió de casa sin decir más.

Por otro lado, Yoji tuvo una cómoda noche y a las diez de la mañana ya estaba paseando por la calle recordando viejos tiempos y buscando alguna linda mujer, no tardó mucho en encontrar una dama de acuerdo a sus intereses y empezó a acercarse a ella, cuando para su sorpresa, era la misma Tokiko que caminaba por la ciudad con tranquilidad, vestía una hermosa falda larga y una blusa sin mangas, toda vestida de vino, parecía una hermosa modelo. Trato de acercarse a ella cuando se percató que la joven buscaba algo, y guiado más por su curiosidad que por otra cosa decidió perseguirla sin que ella se percatara, la siguió un par de calles hasta que la joven entró a un callejón y se detuvo.

-¿Por qué me sigues Kudou? – volteó a verlo con calma
-¿Cómo que Kudou? Soy Yoji, puedes llamarme por mi nombre.
Tokiko sonrió y lo miró con calma –Kudou, deja de seguirme, somos compañeros de trabajo, pero solo eso, así que deja de seguirme. Tengo mis propios asuntos que resolver y tu no estas invitado al banquete. – diciendo esto la joven le dio la espalda y se alejo con agilidad, con tal rapidez que el pobre Yoji no tuvo tiempo de contestarle y solo vio el callejón vacío.

-¿Qué le pasa? Solo quería invitarle una soda, pero es raro que salga de la casa sin avisar…
Sin más, Yoji regresó a la mansión con calma, pensando porque Tokiko había sido tan cortante, si en el aeropuerto hasta le había sonreído, si que era extraña, pensó y sin darse cuenta ya estaba en la cafetería donde compartía una taza de café con Asuka –¿Por qué no? – pensó, mientras entraba al local y pedía un café.

¿Cuantos años habían pasado desde que tomara su última taza con Asuka? Ya no lo recordaba, pero si sabía que habían pasado muchas cosas desde entonces, tal ves era mejor dejar las cosas así con Tokiko, familiarizarse más con una compañera de trabajo podría causar nuevas heridas que deseaba evitar, después de todo, ya había sufrido mucho y tenía mala suerte con las mujeres que llegaba amar, o al menos eso pensaba él mientras terminaba su tercera taza de café.

Al terminar la décima decidió que ya tenía demasiada cafeína en su cuerpo como para el resto del fin de semana y decidió regresar a casa. Al llegar prefirió evitar a los nuevos compañeros y fue derecho a su habitación donde Rei ya lo esperaba en la cama, se acostó un rato y vio TV, hacia siglos que no veía TV, ya no sabía ni que programas había, así que de entrada se hecho varias series, y hasta tele novelas vio. “Si que caí bajo” pensó mientras apagaba la caja idiotizadora y vio que la noche llegaba.

-¡¡¿Tanto tiempo he visto TV?!! Eso si que es no tener vida, ¿no crees Rei? Y ya siento hambre, ¿tu no? Vamos a ver que hay en la cocina, espero que al menos un sándwich porque no tengo ganas de salir – Rei solo maulló en forma de asentimiento y siguió a Youji a la cocina donde para su completa felicidad vio que había lo suficiente o más para complacer su apetito, alimento a Rei y comió generosamente, hasta que ya satisfecho decidió recorrer la casa, total no tenía nada que hacer.

Al terminar su recorrido regreso a su habitación tomo un baño y fue derechito a la cama.
-Que día tan aburrido –pensó -hoy si que no tuve vergüenza, de plano todo el día tomando café y viendo TV, y tu ¿porque no me regañas Rei? –la gatita solo maulló y se hecho a dormir, Youji suspiro y trato de dormir, pero ¿Cómo iba a hacerlo? ¡Tomó diez tazas de café! Eso si que era mucho, y como consecuencia no pudo dormir, cuando se dio cuenta ya eran las tres de la mañana, y él seguía sin pegar el ojo, definitivamente tendría dolor de cabeza a la mañana siguiente, ya empezaba a pensar en la inmortalidad del cangrejo cuando oyó un ruido, se incorporó en la cama y con cautela se asomó por la puerta, miró atento en la oscuridad cuando vio que Tokiko acababa de llegar, tenia las ropas rasgadas y algunas heridas en los brazos, aunque no parecía sentir dolor, pues su semblante tranquilo seguía en su rostro al entrar a su cuarto.

Yoji cerró la puerta y se puso un par de pantalones rápidamente, salió y llamó a la puerta de Tokiko, espero unos segundos peor no hubo respuesta, así que tocó de nuevo, y nada “se ha de haber desmallado” pensó mientas abría la puerta, aun no daba un paso dentro cuando la joven ya tenia una shinai apuntándole al cuello.
-No abuses Kudou, no te he invitado.
Yoji la miró sorprendido pero preocupado –No abuso, solo me preocupé, vamos somos compañeros, puedo hacerlo ¿no?
-Puedes, pero no debes –Tokiko lo soltó – regresa a tu cuarto, ya es tarde y tengo sueño –lo miró con seriedad mientras Yoji no podía evitar contemplar los hermosos ojos azul marino de la joven enmarcados por unas hermosas pestañas negras y unas delineadas cejas, apenas quedaba un poco de color en su parpados, era un tono rozado, aunque tal vez pudo haber sido rojo en su origen.
-Deja de verme así Kudo, es molesto –le dio un empujón y cerro la puerta con rapidez pero sin azotarla –Yoji apenas despertaba del trance cuando vio la madera frente a sus ojos, suspiró y regresó a su cuarto, a pasar al noche en vela, porque ahora tenia nuevas cosas que pensar y unos ojos azules como la noche que no se irían de su mente con facilidad.

A la mañana siguiente Yoji se levantó temprano y salió a pasear, con todo el escándalo de la casa lo mejor sería tomar un día libre y ver que hallaba de nuevo en la ciudad, y como era domingo, lo mejor era pasear por alguna plaza y ver a las lindas jovencitas que iban de compras, tal vez así se distraería un rato, pues aun en la mañana los ojos azul noche seguían en su mente y no lograba quitarlos de su pensamiento.
Fue a una fuente se sodas y se sentó con tranquilidad en la barra, pidió una limonada y empezó a beberla con calma mientras veía su entorno, y para su sorpresa Tokiko estaba en una mesa comiendo un helado de uva mientras un joven muy apuesto, hablaba en lo que para Yoji era algo parecido al rumano, hablaba rápido y parecía que Tokiko le entendía pues asentía o negaba ante las interrogantes o lo que para él eran interrogantes. Los miró unos momentos hasta que se percató que Tokiko lo miraba, al verse descubierto solo saludó con la cabeza y siguió tomando su limonada mientras la joven asentía al hombre de nuevo. Pasaron tres horas, hasta que el hombre finalmente se retiró, Yoji movido más por su curiosidad que por otra cosa se sentó en el lugar que el hombre había dejado y miro a Tokiko.

-¿Y ese quien era?
-No es de tu incumbencia Kudou, y por tu bien es mejor que no te metas.
-Bueno, como evitarlo, si llegas de madrugada herida y sin que nos hayan dejado una misión, ¿Cómo no quieres que sospeche? Acaso, ¿trabajas para alguien más?
-La respuesta es no – Tokiko lo miró con seriedad – y si quieres ayudar solo evita hablar de ese incidente en casa, esto no es tu problema. – Y sin decir más se levanto, dejó la cuenta pagada y se retiró.

No hay comentarios: